jueves, 4 de octubre de 2012

Chapeau!

¡Hasta sombrero puede ser una saranda!, es cuestión de echarle imaginación y un poco de gracia. El domingo pasado acabábamos esta segunda tanda de cursos de verano en Caballar. Trataban sobre cestería de mar, y en particular, sobre la técnica de anudado aplicada a dos piezas características de sus respectivas zonas: la cesta para pescado, en la Costa Brava, y la saranda de Guardamar (Alicante).
Y, curiosamente, de ambos lugares vinieron hasta estas tierras Segovianas, Alexandra y Miguel, a aprender lo que en sus lugares de origen no habían conseguido. Me alegra saber que estos conocimientos vuelven a los lugares de donde procedían, especialmente en el caso de Miguel, que venía de Valencia, no exactamente la tierra de la saranda pero bien cerca.
En Cataluña, gracias a las investigaciones de algunos amigos y especialmente de Josep Mercader, que tanto cariño e interés ha puesto en esta técnica, estos saberes no corren tanto peligro de olvidarse. Y también me alegra que otros amigos de tierra adentro, Fátima (hilandera) y Luis (artista plástico) -además de Alexandra (escultora)-, hayan recogido la cosa sarandera dispuestos a emplearla en otras actividades diferentes a la cestería y mostrar así nuevamente, que cualquier técnica es susceptible de aplicarse a muchos materiales y utilizarse en muy diferentes obras.
Hace tiempo, no recuerdo bien dónde, hablando de la construcción de las nasas, leí lo siguiente: La seva construcció és lenta i laboriosa, i requereix l´habilitat i la paciéncia de l´aranya que prepara la seva trampa mortal. Parece que esta tela de araña, que es la técnica de anudado, nos va atrapando a muchos.

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